VIAJES DE FOTO
EL VIAJERO | No es una agencia de viajes, no está interesado en los turistas y no le gustan los teleobjetivos. Así se presenta Harry Fisch, un español (a pesar del nombre) que ha puesto en marcha un concepto de viaje fotográfico muy personal. Con Nomad Expediciones Fotográficas te lleva hasta el corazón de las historias en los rincones más inexplorados del mundo. Slums de Bombay, vudú en La Habana, monasterios budistas… Una aventura solo apta para viajeros. No turistas.
-¿Quién es Harry Fisch?
Complicada respuesta. ¡Ya me gustaría a mí saber quién soy! Lo que si sé es lo que me interesa hoy y ahora: las historias alejadas de mi mundo y mi cultura, la fotografía y el proyecto de Expediciones Fotográficas.
-¿Qué hacéis en Nomad Expediciones Fotográficas?
Organizamos artesanalmente expediciones fotográficas en localizaciones excepcionales: desde los slums de Bombay a ritos de vudú auténticos en La Habana, unos días en un monasterio budista o, ¿por qué no?, unas noches en una tienda colonial en el desierto de sal.
-Aunque eres abogado de formación, decidiste dedicarte a la fotografía y los viajes. ¿Qué te motivó a hacerlo?
La formación como abogado nada tiene que ver con esto. Mi afición por la fotografía viene de lejos, creo recordar que desde los 15 años en los que ya me afanaba con el cuarto oscuro y la luz roja. Y me refiero a fotografía, naturalmente. Más adelante llegué a montar un pequeñísimo estudio de aficionado con resultado desastroso para realizar fotografía más “seria” de vez en cuando. Empecé a viajar en grupo familiar, especialmente a Asia durante los veranos y siempre me ausentaba desde el amanecer hasta la hora “oficial” del desayuno para integrarme en el grupo. Lo cierto es que fue ya en esa época en la que me encontré a las 4:30 de la madrugada solo en la oscuridad de los templos de Angkor en Camboya, esperando en medio de la selva el amanecer con la cámara y trípode …¡Amanecer que no llegó hasta las 6 debido la vegetación que no dejaba penetrar la luz entre los árboles!
-¿Y cuándo te llegó la “llamada” de los viajes, dedicarte a realizar estos viajes en solitario?
Los viajes vienen posiblemente desde hace más de 20 años . Eran en grupo. Claramente, yo era la pesadilla de mi entorno. Siempre pegado a la cámara, siempre retrasándome y retrasándoles. Finalmente convencí a la familia para que me permitieran hacer los viajes en solitario. Lo problemático fue tranquilizarlos ya que los destinos a los iba estaban muchas veces fuera de los circuitos tradicionales y pretendía recorrerlos en solitario. Tras un tiempo se me ocurrió el proyecto de Expediciones Fotográficas Nomad, para llevar a aficionados a la fotografía a los lugares y localizaciones más interesantes que he conocido.
-Fuiste seleccionado en 2010 en Photoespaña y tu trabajo fue nominado como mejor blog del 2011 por la revista LIFE.
Para ser preciso, fui seleccionado en la sección “Descubrimientos”. Fue un descubrimiento tardío, pero descubrimiento al fin y al cabo. La colección seleccionada consistía en unos montajes sobre la base de fichas policiales de convictos norteamericanos. Algo ciertamente extraño. Imagino que llamó la atención del jurado por la temática. Por lo que se refiere a mi trabajo en La Lettre de la Photographie, fui seleccionado por el más importante galerista de la costa Oeste Norteamericana y fue precisamente La Lettre.. seleccionada como el mejor blog por LIFE.
-¿De todas las realidades e historias que has captado con tu cámara con cuál te quedas?
En cuanto a las historias y realidades captadas, me quedo con… la próxima historia. Tristemente, una vez que la curiosidad ha sido saciada y esa extraña realidad se convierte en más cercana, pierde para mí interés. El próximo proyecto es la historia de mi amigo el Príncipe Malik , su padre el Rey y la familia en su feudo: un pueblo de 200 habitantes perdido en medio del desierto en Gujarat, India.
-Y si tuvieras que elegir un país como mejor destino turístico para un fotógrafo, ¿cuál sería?
Supongo que no hay mejor destino ni mejor país. Depende del momento de cada uno y de lo que conozca anteriormente. Los destinos llaman la atención en función de la propia realidad, la experiencia, el bagaje cultural. Por mi parte me siento atraído por Asia y las zonas rurales de la India. Me llama la atención profundamente Etiopía. La curiosidad la provoca la disparidad con lo conocido.
-¿En qué se diferencian los viajes de Nomad Expediciones Fotográficas?
Principalmente la posibilidad de descubrir lo que está tras bambalinas. Lo que se esconde y no suele ver en un viaje “normal” un aficionado a la fotografía. Localizaciones especiales dentro de los destinos, sean estos conocidos o no. En un destino vulgar como Katmandú, podemos dormir unos días en un monasterio budista compartiendo la vida de los monjes. En otro destino conocidísimo como pudiera ser La Habana, nos introducimos en el mundo del Vudú. En India visitamos una zona muy poco conocida: los 830 templos de Sutrenhaya, el desierto del Kutch.. Todo ello escogiendo también los lugares donde residimos para que estén lo más cercanos posibles a la realidad que pretendemos fotografiar. Una tienda colonial en el desierto de sal, un hotel de 20 habitaciones en un Gath de Benarés, etc.
-Lograr captar la realidad es complicado con un grupo grande.
Por eso los grupos son de un máximo de 8 personas, el ritmo de la expedición está estudiado para dar prioridad a la contemplación fotográfica. Muchas veces, como por ejemplo en los Slums de Bombay, subdividimos el grupo para lograr más “intimidad”.
-En la agencia Nomad Expediciones Fotográficas tenéis dos viajes que parten en unas semanas hacia la India. ¿Qué diferencia hay entre un viaje organizado por una agencia al uso y por la tuya?
Nomad Expediciones no es una agencia. Nuestra función es diseñar las expediciones determinando las localizaciones, el programa diario, las visitas a realizar, los tiempos, la adecuación de cada día a la luz solar, etc.. La logística, organización, vuelos, avales y todo lo preceptivo legalmente para realizar viajes con garantías, lo hacemos en colaboración con la Agencia Trekking y Aventura, que lleva años organizando viajes de aventura.
-Supongo que el público al que os dirigís también cambia.
Nos dirigimos al viajero, no al turista. El esfuerzo lo dedicamos en poner a disposición del cliente localizaciones, historias y destinos humanos casi siempre fuera de los circuitos tradicionales y realidades muchas veces ignoradas o despreciadas por otras agencias.
El primer límite lo marca el propio sujeto fotografiado: si te concede la fotografía claramente estás llegando a la intimidad. Pero sólo aparentemente… Hay muchísimas fotografías en las que la intimidad del fotografiado queda expuesta, aunque éste no lo sepa y a pesar de que ha concedido el permiso. Filosóficamente la respuesta es complicada. Para muchas culturas no hay diferencia, entienden que apuntarles con la cámara significa robarles parte de su alma y hasta la realidad de su existencia. En la práctica nos tendremos que remitir al propio sentimiento del sujeto fotografiado y a la legislación vigente en cada país.
-¿Tienes algún truco para poder acceder a fotografiar a algún desconocido o eres más de robar imágenes con un buen teleobjetivo?
No uso el teleobjetivo. No me interesa. Necesito el contacto cercano con la persona. Me gusta captar el ambiente. El límite de la cercanía lo marca, para mí, la distorsión de la lente. He hecho muchas fotografías con un 17 mm. Ahora uso básicamente un 28mm y un 35 mm. Mi “teleobjetivo” es el 50 mm.
-¿Qué equipo básico nos recomendarías para ir de viaje?
Depende del tipo de fotografía que uno haga, los días de viaje y el tipo de viaje. No igual ir de viaje a Tanzania a fotografiar animales que a Yosemite o a fotografiar personas en espacios reducidos. Con una cámara “compacta” se hacen maravillosas fotografías. Por mi parte, yo solía usar una Canon 5D, un 17-40 mm, un 50 mm luminoso. Trípode. Flash, sombrilla. Y doble de todo: cargadores, cables, etc… ¡Y ya me parece mucho material! Ahora viajo con una Fujifilm Xpro-1, el equivalente a un 35mm, un 50mm y una X-100.
-Algún consejo que des fruto de los años de experiencia.
La técnica fotográfica no tiene importancia: se aprende con los años. Lo difícil es captar el momento, contar la historia. Lo verdaderamente importante es tomarse el tiempo de ver la situación antes de fotografiarla. Tener los nervios y la paciencia de estar en el sitio, inicialmente, sin cámara. Mirar con cuidado lo que hay detrás del sujeto que quieres fotografiar. Mirar lo que hay detrás de ti y a los lados. Probar distintos ángulos. Mirar a los ojos, directamente. Sonreír y conocer dos o tres palabras del dialecto local. No se necesita más.