SPLIT, UNAS RUINAS CON MUCHA VIDA
PORTADA | Split es la segunda ciudad más importante de Croacia y esconde en esas cuatro letras las ruinas del Palacio de Diocleciano. No es un Palacio al uso, sino una de las ruinas romanas más imponentes que existen. Unas ruinas con vida, ya que actualmente entre sus edificios viven más de 3.000 personas junto a las tiendas, restaurantes y cafés. De un reluciente blanco esta fortaleza militar, residencia imperial y ciudad amurallada invita a perderte por ella.
Aquí las callejuelas se suceden y retuercen hasta que pierdes la orientación. Encajonado entre ellas se encuentra el templo de Júpiter. De reducidas dimensiones, antiguamente contaba con un pórtico sostenido por columnas.
En dirección oeste las callejuelas y monumentos que bien valen un dolor de cuello dan paso a lugares públicos más abiertos. La plaza de la República te traslada a Venecia. Inspirada en la plaza de San Marcos, tiene soportales y elegantes fachadas de un rojo apagado ornamentadas con leones venecianos.
Y acabamos en la plaza del reloj (plaza Narodni), en una de las puertas de entrada al Palacio. Esta acogedora plaza está repleta de terrazas. Desde pescados frescos a comida más rápida tienen cabida entre el trasiego de gente que va y viene hacia la joya del palacio. Es hora de comer, descansar y, sobre todo, de ver y ser visto. Así es Split.
UN PALACIO VIVIENTE | PALACIO DE DIOCLECIANO. Actualmente entre los edificios viven más de 3.000 personas.
EL TEMPLO ENCAJONADO | TEMPLO DE JÚPITER. Tiene una esfinge decapitada de granito negro importada de Egipto en el siglo XV.
COMO EN VENECIA | PLAZA DE LA REPÚBLICA. Abierta en un lateral da paso a un paseo marítimo que separa el Palacio de Diocleciano del mar Adriático.