TOSCANA VALENCIANA, RECORRIENDO LES TERRES DELS ALFORINS
ESCAPADA | Una cámara souvenir de los años 80, con 4 diapositivas en su interior, podría resumir la esencia de los paisajes que te encuentras en la Toscana valenciana. Una por cada estación del año en las que merece la pena recorrer este triángulo al sur de la provincia de Valencia que une los pueblos de Moixent, Fontanars del Alforins y la Font de la Figuera.
Verano: El amarillo chillón de los girasoles destaca sobre el manto verde de las viñas. Otoño: Los colores de la tierra contagian a las caducas hojas de las colinas tapizadas de viñedos. Invierno: Las retorcidas siluetas de las cepas pueden tener que llegar a soportar alguna nevada que otra. Primavera: La explosión de colores vuelve a los valles.
Evidentemente, entre estas 4 imágenes hay una infinidad de evocadoras panorámicas y muchos más atractivos históricos, culturales y enológicos que serpentean como sus carreteras por estos tranquilos valles. Un buen lugar para divisarlo es desde lo alto de la Bastida de les Alcusses, en el término municipal de Moixent. Un promontorio desde el que abarcar todo este territorio con rasgos de Toscana, o incluso Provenza, valenciana. En el que disfrutan tanto mayores como niños con las visitas teatralidades que ofrecen puntualmente.
Estas Terres dels Alforins son paisajes de vinos, de 4000 hectáreas de viñedos, de 11 bodegas, de singularidades enológicas, y es así como hacemos parada y fonda en una de ellas: el Celler del Roure. Esa misma escritura ibérica que se halló en la Bastida sobre una lámina de plomo está plasmada en la etiqueta de uno de sus vinos más reconocidos: Les Alcusses. Pablo Calatayud y el enólogo Javier Ricart nos dan la bienvenida a una bodega que guarda uno de los mayores secretos a voces de la zona: su bodega fonda. Una cava subterránea donde el vino madura en tinajas de barro, como lo elaboraban nuestros antepasados. Estas tinajas cubren tres galerías unidas dibujando la forma de una gota, y de donde nacen sus vinos Cullerot, Parotet y Parotet Vermell. Tres caldos elaborados con la uva autóctona: garnacha tintorera, monastrell y mandó.
EL CHEF QUE RENUNCIÓ A LA ESTRELLA MICHELIN
De las carreteras nacen caminos hacia ninguna parte que se pierden en el horizonte, entre viñedos y casonas señoriales que jalonan las onduladas colinas. Continuando la carretera llegamos a Fontanars dels Alforins. Un pueblo de 1000 habitantes que durante años pudo presumir de tener un restaurante con Estrella Michelín, que el año pasado ese chef fue noticia por renunciar a tan ansiado reconocimiento gastronómico y que hace escasos meses se ha convertido en el nuevo alcalde del municipio.
Julio Biosca me confesaba hace un tiempo que una de las cosas que más le enorgullecía de aparecer en la Guía roja era que ponía el nombre de su pueblo en el mapa, y como “Fontanars del Alforins” es extenso era uno de los nombres que más visibilidad tenían de la guía. Dejando de lado las anécdotas, renunció a la Estrella Michelin para volver a lo que había hecho siempre y que los comensales dejaran de examinar los platos y se sentaran a la mesa a comer, conversar, pasárselo bien. Y, según me cuenta ahora, lo ha vuelto a conseguir. Ahora en Casa Julio ya no puedes encontrar un menú degustación, pero sí una carta que aún conserva algún detalle de esos años de estrella y otros platos que vienen y van como la hamburguesa de sepia, galletas de manitas de cerdo, o el helado de queso de cabra con higo, miel de moscatel y nueces.
LA FIL.LOXERA, VINO DE GARAJE
En Fontanars dels Alforins descubrimos una bodega joven (2011) que hace vino de garaje: La Fil.loxera. Su reducida, y cada vez más preciada, producción corre a cargo de un trío de profesionales como el viticultor José Ramón Domenech, la propietaria de viñas y sumiller Pilar Esteve y el ingeniero agrónomo Joan B. Llobell. Y si el nombre de la bodega tiene su socarronería, espérate a conocer los bíblicos de sus vinos: Sentada sobre la bestia, Beberás de la copa de tu hermana o El cordero y las vírgenes.
CUNA DEL PINTOR RENACENTISTA JUAN DE JUANES
Y si los paisajes, la historia y la enología se abrazan en este triángulo que hacen de frontera entre la provincia de Valencia y la de Alicante, no podemos descuidar el arte. La Font de la Figuera es cuna de uno de los artistas del Renacimiento Juan de Juanes (1507-1579). El autor de más relevancia en la Valencia de su época y de cuyos pinceles salió el óleo de la Santa Cena que se puede contemplar en el Museo del Prado de Madrid. Y aunque muchas de sus obras están en diferentes ciudades del mundo, aún es posible contemplar un gran retablo suyo que preside la Iglesia Parroquial de la Natividad de Nuestra Señora. Tanto se venera su figura en el pueblo que un monumento en mármol homenajea al pintor en la plaza mayor. Si Juan de Juanes hubiera nacido en otra época y le hubiera dado por los paisajes muy cerca de su casa hubiera encontrado buena inspiración.