LA NAVIDAD Y PAPA NOEL EN PLENO VERANO

PORTADA | ¿Sabías que es posible vivir el espíritu de la Navidad durante estos meses de verano? Solo tienes que viajar a Oslo. A hora y media en barco de la capital noruega encontrarás un pueblo con un vecino muy especial: Papa Noel. O si prefieres Santa Claus o, como le llaman aquí, Julenissen.

Fiordo de Oslo
Fiordo de Oslo

Del puerto de Aker Brygge parte todas las mañanas de verano (a las 10:00) un barco cargado de ilusión. Ilusión de niños, y no tan niños, que quieren conocer al señor de rojo que todos los 24 de diciembre les deja regalos. Es el que va a Drobak. Un pequeño pueblo que creció gracias a los grandes veleros que paraban en su costa entre 1700 y 1800.

Una hora y media de recorrido por el fiordo de Oslo te conduce entre paisajes puramente noruegos. La instantánea que todos tenemos en el imaginario del país escandinavo: verdes bosques, casas de madera de colorines al borde del agua y algún barco pesquero.

Y es así como llegas a la isla-fortaleza de Oscarsborg y posteriormente a Drobak. Un pueblo encantador con casitas de madera construidas entre los siglos XVIII y XIX y que cuenta en su plaza principal con la Casa de la Navidad y la Oficina de Correos de los Duendes de Papa Noel. En la primera podrás encontrar todo tipo de adornos navideños, a pesar de estar en verano, e incluso hacer entrega de tu carta a Julenissen (Papa Noel) durante el mes de diciembre.

¿Y dónde está el resto del año? Pues lo puedes encontrar en la Oficina de Turismo. Él mismo te atenderá, diciendo que es un primo de Julenissen pero que se parecen mucho. Las más de 250.000 cartas y postales llegadas de todo el mundo dotan a esa oficina de un aire mágico. Deseos de niños de todo el planeta, sacas llenas de chupetes de bebés que los dieron a cambio de un regalo, fotografías e incluso la ropa de faena de Julenissen.

 Además de conocer a Julenissen en persona y empaparte de Navidad, puedes recorrer Drobak por sus angostas calles de cuento y disfrutar de sus galerías de arte, de su gastronomía, de su acuario… Una visita ineludible a solo 35 km de la capital Noruega.

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