KUALA LUMPUR, LAS TORRES QUE APUNTAN AL CIELO
PORTADA | Hace 18 años un par de torres (no unas cualquiera, sino las más altas del mundo) pusieron a la capital de Malasia en el mapa. Ahora Kuala Lumpur es la octava ciudad más visitada del planeta, incluso por delante de Roma, Tokyo o Barcelona. Pero a parte de las Petronas, esta urbe presume de tener otra Torre (de Babel) salpicada de religiones, nacionalidades y gastronomías que la enriquecen. Así es Kuala Lumpur, y sus torres que apuntan al cielo.
Hace calor. El termómetro solo marca grados. No indica la sensación pegajosa de la humedad. Y ya estamos aquí, en Kuala Lumpur, una ciudad que hace 25 años no conocía nadie y que hace 18 puso en el mapa el “récord” de tener el rascacielos más alto del mundo. Las Torres Petronas, con sus 452 metros, lo fueron entre 1998 y 2003. Y fue entonces cuando las conocí y pensé que algún día las visitaría. No me atraía su altura, que también, sino el hecho de que alguien había tenido la ocurrencia de construir un rascacielos y hacerlo con un (buen) gusto estético muy diferente al de la oferta existente.
Kuala Lumpur es una capital arrancada a bocados a la verde Malasia. Aún así queda masa forestal en su interior que emerge entre los bloques de hormigón y cristal. Si piensas en una ciudad futurista, probablemente te venga a la mente el skyline de KL, como le llaman, con agujas de cristal que pintan al cielo y un tren monoraíl exterior que las esquiva en zigzag. Sus Torres Petronas siguen siendo la imagen que proyectan al exterior y visitarlas en casi una obligación, a pesar del precio (20€) comparado con el nivel de vida de la ciudad, en la que es posible comer y alojarte por pocos euros al día.
La primera panorámica que tuve de ellas fue desde la piscina de la planta 37 de los apartamentos Regalia Residence Homestay. Probablemente, una de las mejores de la ciudad, de las que te desarma, por un precio irrisorio. Sobre 15€ por persona la noche.
Pero hay mucha ciudad fuera del símbolo del país que enriquecen diferentes religiones, culturas y gastronomías. Para conocer su pasado colonial nada mejor que aterrizar en la plaza Merdeka, frente al edificio del Sultán Abdul Samad, que actualmente acoge varios ministerios, contemplar los contrastescon edificios a sus espaldas como la torre KL Menara (su Pirulí) y las Torres Gemelas Petronas y adentrarse por la arquitectura morisca de la mezquita de Masjid Jamek.
El barrio chino y su zona de restaurantes y compras alrededor de Jalan Petaling es uno de los reclamos que, junto a la Little India (o Brickfields, ya que en este barrio se cocían los ladrillos sobre los que se levantó la ciudad), convierten a esta capital en un ejemplo de mezcolanza de naciones. En el primero podrás comprar gangas y comer bien por pocos ringgit malayos. Eso sí, en Chinatown la pulcritud por la que destaca Kuala Lumpur de la ciudad se deja ciertamente de lado.
Y aunque Malasia es predominantemente musulmana, hay multitud de referencias hinduistas Un buen ejemplo se encuentra en el templo Sri Mahamariamman, en el de Sri Thandayuthapani y en las cuevas de Batu, a pocos kilómetros de la ciudad, donde descubrirás templos dentro de cuevas calizas tras una larga escalinata plagada de monos que, en un descuido, tse apropiarán de tu bebida, comida u objetos que dejes a la vista.
Sigue haciendo la misma temperatura, la misma humedad, pero tras recorrer Kuala Lumpur todo pasa a un segundo plano y entiendo por qué está en la lista de ciudades más visitadas del mundo.